Escrito por rn jul 1, 2014 en Blog, HIstoria y Arqueología | 0 comentarios

Ubicación de la Atlántida

 

 

 

 

 

 

 

Ubicación de la Atlántida según el relato de Platón.

Sobre la veracidad del relato de Platón se ha escrito y discutido mucho en el mundo científico, se ha llegado a especular incluso, que el Timeo y el Critias no pasan de ser unos meros escritos moralizadores. No obstante, en el Critias se arrojan muchas luces sobre la posible ubicación de la Atlántida, y es que, hasta hoy día, existen numerosos aportes arqueológicos al respecto y sobre ello desarrollaremos el presente artículo.
Antes que nada Platón describe una isla continente al otro lado de las columnas de Hércules y la llama la isla Atlántida. Según el mito griego, al sur de lo que hoy conocemos como la península ibérica existía un paso o un estrecho de tierra que comunicaba el continente europeo con el africano y el mar Mediterráneo no tenía comunicación con el Atlántico, hasta que llego un personaje perteneciente a la mitología griega llamado Hércules y, gozando éste de una fuerza extraordinaria, decide abrir un paso para comunicar el mar Mediterráneo con el atlántico. Este lugar se conoce hoy como el estrecho de Gibraltar al este de Cádiz, lo que pareciera indicar, sin duda, que la Atlántida se encontraba en el océano Atlántico.
El escritor David Gueller cita a Carlos Franco Sodja para mencionar que “por el lado del oriente, o del mar Atlántico, en tanto, se hallaba el inmenso continente de la Atlántida…” (Gueller, 117, 2003) La palabra Atlántico tiene su origen en Atlas y a su vez Atlántida proviene del griego que significa “hija de Atlas” (Berlitz, 1976)
Hallazgos geológicos en el fondo del Océano Atlántico.
 
Boceto de la Atlántida y la cordillera montañosa
  Según las fuentes citadas por Platón, la Atlántida desapareció debido a un gran cataclismo que la sumergió bajo las aguas en una noche. En los fondos oceánicos del atlántico se han encontrado, lo que pareciera ser una cordillera montañosa dividida en dos sistemas: la Noratlántica y la Sudatlántica. Peter Kolosimo cita al profesor N. Zhírov para aportar el siguiente dato: “El sistema Noratlántico está compuesto por dos cadenas montañosas paralelas, separadas por una estrecha y profundísima llanura. A esta llanura puede referirse la indicación de Platón acerca de la existencia, en el reino principal de la Atlántida, de un grandioso canal de irrigación que discurría por la periferia de la altiplanicie sobre la que se asentaba el reino, circundado al Norte, Oeste y Sur por poderosas cadenas montañosas. Ese canal era absolutamente indispensable tanto para cualquier instalación de regadío, como para regular el desagüe de las aguas que se acumulan en la llanura” (Kolosimo, 236, 1972)
Como ya se ha reseñado en el capitulo anterior en base al Critias, la Atlántida era una isla que gozaba de grandes extensiones montañosas y además, nos describen que, del suelo manaban dos fuentes de agua: una fría y una caliente. Resulta pues, que en la zona donde se encuentran ubicadas hoy día las islas azores, toda la zona constituye una fisura de la corteza terrestre y donde se encuentran una gran cantidad de volcanes en actividad. La fuente Caliente que menciona Platón bien podría haber sido una emanación de aguas sulfurosas (algo parecido a las aguas termales) de las entrañas de la tierra, y se sabe que donde hay presencia de agua sulfurosa cabe la posibilidad de que haya actividad volcánica.
Con respecto a esta suerte de “cinturón de fuego” que está sumergido en el atlántico se ha llegado a especular sobre su responsabilidad en el cataclismo que hundió o hizo desaparecer la Atlántida. Luego de numerosos estudios se tienen evidencias que en el atlántico hubo grandes cataclismos, que pudieron involucrar actividad volcánica e inundaciones, entre 12.000  a 10.000 años a. C., según Zhírov durante este periodo ocurrieron grandes catástrofes que dejaron el océano intransitable y se convirtió en un lugar peligroso para la navegación (Kolosimo, 1972) Charles Berlitz cita a Donnelly donde propone que las azores podrían ser la cima de la cadena montañosa que algunas vez pudo haber pertenecido a la Atlántida, y que las mismas son el resquicio de lo que las grandes convulsiones volcánicas dejaron como evidencia.
También plantea la existencia de grandes capas de lava solidificada en los fondos oceánicos del Atlántico, además considera indudable las evidencias que han aportado países como Estados Unidos, Alemania e Inglaterra con respecto a las características del fondo oceánico. Dichos países han dispuesto de buques y sondas logrando establecer que existe un promontorio de lava y lodo con elevaciones que llegan hasta la superficie hoy día, las islas Azores, las Bermudas y madeira, forman parte de este entramado montañoso y se elevan por encima de los tres mil metros hasta alcanzar la superficie.
Las Azores son consideradas por muchos geólogos e investigadores como restos de lo que alguna vez fue la isla-continente Atlántida. Estas islas son la evidencia más clara que en la zona del océano atlántico hay una actividad volcánica realmente significativa, así lo expresa el periodista y especialista en ellas Enrique Domínguez Uceta quien afirma “…Las Azores son rocas lejanas, cimas de volcanes submarinos (…) la isla Sao Miguel… Es las más larga del archipiélago y está formada por tres grupos volcánicos alineados (…)” (Domínguez, 58, 2009) Lo que caracteriza el paisaje de la isla son las fumarolas, fosas de agua hirviendo y barros bullendo; y es que, en algunos lugares de la isla se puede observar el magma cerca de la superficie generando todas estas emanaciones que ya hemos mencionado. La última erupción volcánica en esta isla data de 1630.
 
Toma satelital donde se visualiza la cordillera submarina
En cuanto a la emanación de agua fría que se menciona en el Critias, también podría tener una explicación en base a los últimos descubrimientos en materia geológica. Para explicar este punto nos apoyaremos en las aseveraciones de Berlitz y Kolosimo, quienes coinciden en una cosa, la existencia de cursos fluviales de agua dulce en los fondos oceánicos del atlántico a través  de valles sumergidos. Berlitz arroja el siguiente dato: “(…) Un examen de las profundidades de los zócalos continentales reveló que los lechos de los ríos que fluyen hacia el Atlántico prolongan su curso a lo largo de la plataforma y que algunas veces atraviesan por cañones, de la misma forma que los ríos erosionan la roca y la tierra. Esto ocurre con los ríos de Francia, España, el Norte de África y Estados Unidos, que desembocan en el Atlántico Norte y prosiguen por el fondo del mar, a lo largo de valles sumergidos, hasta alcanzar una profundidad de 2500 metros (…) Ello pareciera indicar que estos cursos fluviales que ahora se hallan a miles de metros bajo el mar fueron excavados cuando aquella parte de la plataforma continental era tierra firma y que, o bien la tierra se ha hundido, o bien ha aumentado el nivel del agua, provocando esta inundación de los lechos de los ríos.” (Berlitz, 88, 1971) En este orden de ideas Kolosimo, citando a Zhírov, arroja luz sobre el tema: “Hay hechos que indican que también la parte meridional de la Atlántida estaba, hasta no hace mucho tiempo, al aire libre. La expedición oceanográfica del Albatros ha efectuado pesquisas sobre el nivel submarino entre la cadena Noratlántica y Sierra Leona. Esa altura es un contrafuerte de dicha cadena. En una muestra de terreno extraída del fondo del océano, se han hallado diatomeas (algas de agua dulce) en estado puro, no mezcladas con otras especies marinas. R. Malaise considera que las algas proceden de lo que, en otro tiempo, era un lago de agua dulce, hoy sumergido a más de tres kilómetros.” (Kolosimo, 238, 1972)
 
Cordillera submarina en él Atlántico
A la luz de estos hallazgos, el dialogo de Platón podría comenzar a tomar sentido y dejar de ser visto como un mero discurso sumista que perseguía como meta denunciar la sociedad Griega de su época. En primer lugar nos plantea una cordillera montañosa que formaba un valle y a través del cual, discurría un curso fluvial que alimentaba a toda la isla incluyendo animales, plantas y seres humanos. La presencia de este esta corriente de agua dulce en plena isla podríamos explicarlo bajo la existencia de corrientes de agua que cruzaban el lecho marino, a través de valles y cañones sumergidos, hasta conseguir su salida en la isla Atlántida. En segundo lugar, una corriente de agua caliente que igualmente fluía por toda la isla que podrían explicarse como emanación de agua hirviendo y/o sulfurosa, producto de un gran dinamismo volcánico que hasta nuestros días presenta el océano atlántico. Aun con todos estos datos es muy difícil afirmar si corresponden o no con lo que nombra Platón en el Critias (cordilleras y ríos), pero como menciona el mismo Zhírov “(…) los datos / de que se disponen son aún insuficientes para vencer de pleno un escepticismo secular. Para convencer de manera definitiva a los incrédulos serían precisas, sin duda, otras varias pruebas más.” (Kolosimo, 238-239, 1972)

Fuentes:
Bibliográficas:
  • Gueller, David (2004). La Atlántida ¿mito o realidad? Caracas Editorial Ramdom House Mondadori
  • Berlitz, Charles (1976). El Misterio de la Atlántida. Barcelona – España Editorial Pomaire
  • Kolosimo, Peter (1972).  No es Terrestre.  Editorial Plaza & Janes
Revistas:
  • Uceta, Enrique (2009). Azores. En: Viajes. Barcelona – España National Geographic Nº 105

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